Toda la locura encerrada en la Muralla de Lugo

Toda la locura encerrada en la Muralla de Lugo

Ocurrencias Delirantes

6 de junio de 2011

EL PRODIGIO DE LUGO I


El aviso procedía de uno de esos asiduos paseantes que se dedican a dar vueltas sobre el adarve de la Muralla de Lugo. Nada más detectar la anomalía, avisó al 112, quien activó todos los dispositivos.

A media mañana, iluminados por los amarillos rayos de un sol oblicuo, fueron llegando los equipos de expertos, con el distintivo USC de la Universidad de Santiago de Compostela, estampado en maletines, cazadoras y también en la furgoneta que había aparcada junto a la Puerta de la Estación, esta puerta antaño conocida como la del Gran Teatro ya desaparecido, víctima de la especulación inmobiliaria y de la crisis del sector artístico. Uno a uno se fueron deslizando a rápidos pasos por la escalera que asciende hasta el adarve y caminando en dirección a la Puerta de San Roque guiados por el paseante que dio la alarma y que ya empezaba a señalar con el dedo al fenómeno con el que se encontrarían al cabo de unos pocos metros. Allí estaba.
 
Se trataba de un peral bastante viejo, calcularon su edad en torno a los 40 ó 50 años, de forma espigada y de unos 8 metros de altura, con sus ramas grisáceas ya desnudas, tan solo arropadas por fina capa de musgo verde y alguna bolsa blanca de plástico enganchada a sus ramas. Nada especial, en principio. “Miren, miren, ahí está”, decía el hombre. En la dirección que señalaba su dedo podía verse el curioso fenómeno: brotando directamente del grueso y arrugado tronco y casi a la altura de los ojos de los atónitos observadores, había una fina ramita gris, con unas pocas hojas color verde tierno y, aproximadamente una docena de flores blancas bien abiertas, mostrando sus cinco pétalos, unos estambres amarillos y el cuello verde del pistilo sobresaliendo en el medio. Una rama de peral florecido no tendría por qué tener nada anormal si no fuera porque aquello estaba ocurriendo pasada la tercera semana del mes de octubre.

Los científicos de la USC, decidieron que este fenómeno era completamente inusual y merecedor de un detenido estudio. Un grupo de investigadores bajó del adarve y tras rodear una manzana de casas y atravesar un amplio aparcamiento privado, llegaron al pie del árbol donde procedieron a inspeccionar su entorno, tomando muestras de tierra y otras plantas del suelo, biopsias de corteza y muestras de savia que iban guardando en tubos y cajas preparados dentro de sus maletines. Otro grupo, desde el adarve, se dedicaba a recoger cuidadosamente muestras de hojas, polen y alguna que otra flor.

Así mismo, dos fotógrafos disparaban retiradamente sus cámaras réflex, provistas de potentes teleobjetivos y macros, tomando imágenes del árbol, la ramita y las flores desde todos los ángulos posibles. Mientras tanto, otro científico anotaba en una hoja de su cuaderno con fecha de hoy, 23 de octubre de 2008, varios datos referentes al fenómeno: “La rama no ha sido injertada, brotando directamente del mismo tronco. Su edad oscila en torno a los 12 ó 24 meses, siendo más probable cifrarla en los 18. Las flores presentan un aspecto y morfología normal para un ejemplar de la especie Pyrus comunis…”.

Tras una reunión celebrada en el mismo pie del árbol, se descartó trasplantarlo a un vivero-hospital, por así decirlo, porque dada la avanzada edad del espécimen se temía por su supervivecia, de modo que se le mantendría en su ubicación actual y se realizarían in situ todos los estudios pertinentes. La Policía Municipal procedió a acordonar la zona con cintas de plástico para protegerlo de la avidez de los muchos curiosos que se estaban empezando a concentrar tanto alrededor del tronco del árbol como a la vera de sus ramas, sobre el adarve de la Muralla.

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